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Especulación en el mercado de alquiler: responsabilidad de las SOCIMI
SOCIMIs

Especulación en el mercado de alquiler: responsabilidad de las SOCIMI

by Jordi Bonshoms Guzmándiciembre 17, 2018

Los alquileres en Barcelona han aumentado en un 30% en los últimos 5 años; a menudo se hace hincapié en plataformas de alquiler turístico como Airbnb como principales causantes del incremento de los precios. Sin embargo otros actores económicos han pasado bastante desapercibidos pese alterar el funcionamiento habitual del mercado, como el gran desembarco de capital financiero alcanzado mediante las SOCIMI

Según los datos de la Generalitat, el precio del mercado de alquiler residencial en Barcelona se ha incrementado un 30% entre el 2013 y el 2018, un aumento que ha forzado a muchos de los inquilinos a buscar de forma desesperada los últimos precios asequibles de la ciudad, mientras otros, directamente, se han visto forzados a desplazarse a las afueras.

Esta situación ha puesto en el centro de atención a plataformas de alquiler turístico como Airbnb, por ser uno de los principales negocios internacionales que ha contribuido en el encarecimiento de los precios del mercado de alquiler. Sin embargo otros actores económicos han pasado bastante desapercibidos pese alterar el funcionamiento habitual del mercado de alquiler. Se trata del ‘gran desembarco’ de capital financiero tras la crisis de 2008 que se realizó mediante las famosas Sociedades de Inversión cotizadas en el Mercado Inmobiliario (SOCIMI), un nuevo vehículo de inversión que conecta los apartamentos de la ciudad con inversores internacionales y los mercados de valores.

Las SOCIMI son sociedades registradas en España pero reciben su financiación, a menudo a través de paraísos fiscales, los grandes nombres de la industria del capital privado como Blackstone, Lone Star Funds y Apollo Global Management. La inyección de capital privado a las SOCIMI se utiliza para financiar la compra de apartamentos o fincas enteras a través de intermediarios inmobiliarios locales. En la medida que los inversores confían en que sus acciones obtengan un alto rendimiento, el objetivo principal de las SOCIMI es maximizar el valor de las acciones a corto plazo. Esto sólo se puede conseguir aumentando los precios de alquiler y, por tanto, promoviendo la movilidad de los inquilinos.

De pronto que la SOCIMI ha adquirido una propiedad, informa a los inquilinos que cuando finalice el contrato vigente el alquiler aumentará considerablemente, en algunos casos hasta un 40%. No sorprende pues que la mayoría de inquilinos no puedan hacer frente a este incremento, se vean forzados a no renovar sus contratos ya buscar alternativas en un mercado residencial donde la incertidumbre y la precariedad empiezan a ser características estructurales.

Cuando este proceso se repite de forma repetida por docenas de SOCIMI toda la ciudad, es fácil comprender por qué son uno de los motivos principales de la inflación de la burbuja de precios en Barcelona. Según los datos que obtuvo el Sindicato de Inquilinos de Barcelona, ​​más de 3.000 apartamentos en la ciudad están en manos de SOCIMI.

Mapa de propietat de fons voltors | Sindicat de Llogaters

Los orígenes de las SOCIMI se encuentran en la resolución de la burbuja inmobiliaria que estalló en paralelo a la crisis financiera de 2008. El gobierno del PSOE implementar las SOCIMI como una forma innovadora de atraer inversión privada a un sector inmobiliario gravemente desprestigiado tras la crisis.

El desarrollo de las SOCIMI en España no fue fácil, por lo que el gobierno del PP les redujo el impuesto de sociedades (IS) del 18% al 0% con la reforma legislativa del 2012. Un año más tarde, en un intento de ‘dinamizar’ el mercado de alquiler, el gobierno de Mariano Rajoy modificó la Ley de arrendamientos urbanos (LAU), modificación que supuso la reducción de la duración de los contratos de alquiler de 5 a 3 años y eliminó los controles los aumentos de alquiler que antes estaban vinculados al Índice de precios al consumo (IPC).

Estos cambios legislativos sentaron las condiciones necesarias para disparar la actividad económica de las SOCIMI. De repente, el aumento de movilidad de los inquilinos como consecuencia de un contrato de menor duración hizo que resultase mucho más fácil desalojarlos para volver a alquilar los pisos a inquilinos más ricos o directamente vender todo el edificio para su obtención un beneficio rápido. A medida que este proceso se ha ido consolidando, los barrios de la ciudad han sufrido un aumento constante de los precios de alquiler.

Al mismo tiempo, el Observatorio DESC y el Sindicato de Inquilinos comenzaron a denunciar el aumento de casos de acoso inmobiliario, prácticas agresivas mediante las que se descuida la manutención de las propiedades y se corta la comunicación entre propietario e inquilinos, con el objetivo de desalojarlos de los pisos.

Uno de los casos más destacados ha sido la finca de Carmen 106, propiedad de Optimum RE Spain, una SOCIMI que está gestionada por el conglomerado empresarial BMB Investment Management / BMB Cap. Optimum RE Spain compró la finca en 2015 y comunicó a los inquilinos que no renovarían los contratos ya que tenían la intención de rehabilitar la finca entera para aumentar su valor y venderla a un precio más alto posteriormente.

Durante los últimos tres años, los inquilinos de Carmen 106 se han quejado reiteradamente de la degradación progresiva del bloque (la puerta de entrada rota, mal estado general de la escalera, irregularidades en los contratos, etc.), una estrategia ‘ premeditada ‘para forzar a los inquilinos a abandonar los apartamentos. Respondiendo a este acoso, los inquilinos de Carmen 106, y otros bloques en propiedad de Optimum RE Spain, se han organizado para denunciar los maltratos que están sufriendo mientras luchan para conseguir nuevos contratos. El jueves pasado los inquilinos de los bloques protestaron frente a las oficinas de esta SOCIMI para hacer visible el malestar colectivo que está produciendo.

Optimum RE Spain, además, se enfrenta a una denuncia por acoso inmobiliario interpuesta por la alcaldía de Barcelona. La denuncia se podría resolver con una sanción a los responsables de hasta 900.000 euros si se estima que han desalojado a los inquilinos debido al acoso o por el aumento abusivo de precios. La medida todavía no se ha aprobado, pero si este procedimiento sancionador prospera podría prevenir algunos de los peores excesos inmobiliarios en Barcelona.

Es incuestionable que plataformas de alquiler turístico como Airbnb contribuyen al malestar inquilino que se extiende por la ciudad de Barcelona. Sin embargo, hay suficientes motivos para prestar mayor atención a la actividad económica de las SOCIMI. La gran cantidad de capital financiero que aterriza en la ciudad mediante estos vehículos es capaz de distorsionar el mercado más allá del poder adquisitivo de los inquilinos. La especulación que cumple las SOCIMI ensancha la incertidumbre de conocer qué pasará cuando finalicen los contratos vigentes para la mayoría de barceloneses.

Jordi González Guzmán y Daniel Beizsley

diciembre 17, 2018 2 comments
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La encuesta inquilina: produciendo saberes autónomos desde Barcelona
Investigación

La encuesta inquilina: produciendo saberes autónomos desde Barcelona

by Jordi Bonshoms Guzmánjunio 7, 2017

El objetivo del estudio es recopilar y sistematizar datos sobre la situación de centenares de hogares que sufren subidas abusivas o expulsiones inmediatas

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No hace tanto era común que se anunciara hasta el aburrimiento que estábamos entrando en una nueva era de la información. Un paradigma donde el consumo y la circulación de los datos era más global, su gobierno más horizontal y su producción más distribuida. Utopías aparte, los datos están en el centro del debate político, pero no tanto por un proceso innovador, sino por un dilema clásico: ¿Esa noticia es falsa o verdadera? ¿Esa estadística es rigurosa o inventada?

Las disputas sobre cómo verificar las fuentes o cómo controlar las fake news son cada vez más encendidas, pero bajo el consenso de que los datos son un producto de consumo cuya calidad debe ser mejorada. Algo se ha perdido por el camino. Los datos no son un producto, sino un proceso que organiza y jerarquiza los saberes, autoriza voces y normaliza una agenda de temas sobre los que hablar y sobre los que no. El rigor de los datos es un tema anecdótico si no nos preguntamos sobre quién los enuncia, qué conflicto subrayan, qué tipo de organización social los produce y con qué métodos y recursos.

A lo largo de la historia de los movimientos de transformación social, es posible rastrear el uso de la encuesta obrera como instrumento para producir conocimientos de forma autónoma. No solo autónomos de un poder económico que determina la agenda científica para reforzar sus intereses de clase, sino también libres de la ciencia positivista que impone su método como el único válido para generar saberes.

La idea de reunir información a través de preguntas a la ciudadanía tiene un pasado revelador. En 1880, Karl Marx lanzó 25.000 copias de una encuesta con casi cien preguntas para conocer la situación laboral de los lectores de la Revue socialiste. Entre 1880 y 1910, Max Weber utilizó cuestionarios para estudiar las condiciones de vida de los trabajadores en las áreas rurales del Este de Prusia y los efectos del trabajo industrial en su personalidad y estilos de vida.

En las décadas de 1960 y 1970, los movimientos obreros europeos extendieron el uso de la encuesta. Su objetivo era analizar las formas de explotación y dominio en la fábrica y en los barrios, pero también cartografiar las formas de insubordinación obreras. La revista italiana Quaderni Rossi, el germen político del operaismo en Italia, puso la encuesta [inchiesta operaia] en el seno del movimiento obrero para estudiar la nueva composición de la clase trabajadora.

Una convicción fundamental subyacía en el uso de la encuesta: para abordar a fondo los problemas de las clases populares, había que producir conocimientos situados, esto es, encarnados en el territorio de vida que se quería estudiar. El trabajo de organización política debía estar conectado con la producción de saberes enraizados en las experiencias subjetivas de las condiciones de vida de los obreros.

La ‘encuesta inquilina’ se inscribe en esa misma perspectiva de investigación política. Impulsada a inicios de este año por el Sindicato de Inquilinos de Barcelona junto a La Hidra Cooperativa, esta encuesta es la primera que se lanza en el territorio español con el propósito de estudiar las condiciones de vida de los inquilinos e inquilinas del área metropolitana de Barcelona.

Después de la crisis de 2008, el Sindicato realiza un diagnóstico coyuntural certero: el gobierno de Rajoy había trasladado la especulación del mercado hipotecario al mercado del alquiler mediante dos reformas principales. Por un lado, facilitando que las Socimis (Sociedades Cotizadas Anónimas de Inversión en el Mercado Inmobiliario) disfrutaran de suculentos privilegios fiscales para atraer a especuladores. Por otro lado, la reforma de la LAU de 2013 redujo las pocas garantías que tenían los inquilinos, fomentando subidas abusivas y expulsiones.

Como resultado, ciudades como Barcelona se encuentran sumergidas en una burbuja especulativa alrededor del alquiler que está desposeyendo, precarizando y expulsando a una parte muy significativa del vecindario. En este contexto, el Sindicato de Inquilinos de Barcelona sabe que la burbuja de precios generada por estas políticas solo se puede frenar si la gente afectada se organiza y hace de su realidad material compartida el eje de organización central.

Para convertir al Sindicato en una organización sólida, con capacidad para crecer y responder de forma eficaz, la encuesta inquilina es un instrumento esencial para producir desde la base y hacer análisis empíricos de nuestros problemas comunes. El desborde de inquilinos e inquilinas que se han sumado a las asambleas del Sindicato impone un reto crucial: recopilar y sistematizar una cantidad enorme de información sobre la situación de centenares de hogares que sufren subidas abusivas o expulsiones inmediatas.

La encuesta inquilina es un proyecto de investigación imprescindible para avanzar con los retos que el Sindicato se propone. Partiendo del análisis de la realidad concreta, el cuestionario pretende ser un instrumento que oriente las futuras acciones del movimiento para pinchar la burbuja de alquiler en Barcelona. Más allá, se propone situar las demandas políticas del Sindicato en el centro de la agenda política estatal.

Sin saberes producidos autónomamente desde los barrios, no podemos cartografiar el presente para poder intervenirlo y cambiarlo. Si el saber es poder, producir saberes autónomos es la base del contrapoder.

junio 7, 2017 1 comment
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